miércoles, 13 de mayo de 2009

Ese maldito yo, Frente a los instantes I




Ese maldito Yo




Parte 4: Frente a los instantes (I)


Es el sufrimiento y no el genio, únicamente el sufrimiento, lo que nos permite dejar de ser marionetas.


En cuanto sospechéis de alguien que posee el menor gusto por el Porvenir, sabed que conoce la dirección de más de un psiquiatra.


«Sus verdades son irrespirables.» -«Lo son para usted», le repliqué inmediatamente a aquel inocente.
Sin embargo, hubiera podido añadir: «Para mí también», en lugar de hacer el baladrón…


La ansiedad, lejos de proceder de un desequilibrio nervioso, se apoya en la constitución misma de este mundo, y no vemos por qué no estaríamos ansiosos en cada instante, dado que el tiempo mismo no es más que ansiedad en plena expansión, una ansiedad de la que no distinguimos el comienzo ni el final, una ansiedad eternamente conquistadora.


Llorar de admiración, -única excusa de este universo, puesto que necesita una.


¡Qué idea la mía de jugar con un fenómeno que no sucede más que una vez! Imposible experimentar lo único.


Cuanto más se ha sufrido, menos se reivindica. Protestar es una prueba de que no se ha atravesado ningún infierno.


La música es una ilusión que compensa de todas las demás.


Nadie, en un estado de neutralidad, puede percibir la pulsación del Tiempo. (…)


El sueño, mucho más que el tiempo, es el antídoto ideal contra las congojas. El insomnio, por el contrario, amplificando la mínima contrariedad y convirtiéndola en tragedia, vela sobre nuestras heridas, impidiendo que se marchiten.


La primera cosa que me contó un amigo al que había perdido de vista hacía lustros: habiendo coleccionado venenos desde hacía muchos años no había logrado matarse por no saber cuál de ellos preferir…


No se minan las razones de vivir sin a la vez minar las de escribir.


Quisiera olvidarlo todo y despertarme frente a la luz anterior a los instantes.


¿Cuántas decepciones conducen a la amargura? –Una o mil, depende del individuo.


Concebir el acto de pensar como un baño de veneno, como un pasatiempo de víbora elegíaca.


Dios es el ser condicionado por excelencia, el esclavo de los esclavos, prisionero de sus atributos, de lo que es. El hombre, por el contrario, dispone de cierta independencia, en la mediad en que no es, en que, no poseyendo más que una existencia prestada, se agita en su pseudorrealidad.


Para afirmarse, la vida ha demostrado un raro ingenio; para negarse, igualmente. ¡La cantidad de medios que ha podido inventar para deshacerse de sí misma! La muerte es con mucho su mayor hallazgo, su logro prodigioso.


Si en aquel momento me hubieran prevenido de que mis instantes, como todo lo demás, iban a desertarme, no hubiera experimentado temor, ni pena, ni alegría. Ausencia absoluta. Todo rasgo personal había desaparecido de lo que yo creía sentir aún, pero, a decir verdad, no sentía ya nada, sobrevivía a mis sensaciones, y sin embargo no era un muerto vivo, -estaba bien vivo, pero como lo estamos raramente, como lo estamos una sola vez.


El hombre se halla en algún lugar entre el ser y el no-ser, entre dos ficciones.


No pedir jamás al lenguaje que realice un esfuerzo desproporcionado a su capacidad natural, no forzarlo, en cualquier caso, a dar lo máximo que posee. Evitemos exigir demasiado a las palabras, por miedo de que, extraviadas, no puedan ya cargar con el peso de un sentido.


Ningún pensamiento más corrosivo ni más tranquilizador que el pensamiento de la muerte. (…) Qué suerte encontrar dentro de un mismo instante un veneno y un remedio, una revelación que nos mata y que nos hace vivir, un tóxico fortificante.


Para alcanzar la liberación, debemos creer que todo es real, o que nada lo es. El problema es que no distinguimos más que grados de realidad, las cosas nos parecen más o menos verdaderas, más o menos existentes. De ahí nuestra perplejidad.


Todos atravesamos nuestra crisis prometeica, y todo lo que hacemos luego consiste en vanagloriarnos o arrepentirnos de ella.


Esos instantes en los que basta un recuerdo o menos aún para deslizarse fuera del mundo.


Sobre su fisonomía, ningún rastro ya de ironía. Tenía un apego casi sórdido a la vida. Quienes no se han dignado aferrarse a ella tienen una sonrisa burlona, signo de liberación y de triunfo. No van a la Nada, la han abandonado.


Todo sucede demasiado tarde, todo es demasiado tarde.


Por mucho que hayáis soportado vigilias que un mártir os envidiaría, si ellas no han marcado vuestros rasgos, nadie os creerá. Por carecer de testigos se os continuará considerando como un bromista, y haciendo la comedia mejor que nadie, seréis el primer cómplice de los incrédulos.


En aquel funeral no se hablaba más que de sombra y de sueño y de polvo que vuelve al polvo. Luego, sin transición, se prometió al muerto alegría eterna, etc., etc. Tanta inconsecuencia me exasperó y me hizo abandonar tanto al pope como al difunto.
Ya en la calle, no pude dejar de pensar que no era yo el más indicado para protestar contra quienes se contradicen tan ostensiblemente.





Autor: Emil Michel Cioran

Fotografía Mehmeturgut

Photo Artist Link:
http://mehmeturgut.deviantart.com/

2 comentarios:

Gabriela Leiva dijo...

Muy interesante la selección de aforismos de Cioran que has elegido.
Importante es el trabajo que te tomas, pues aporta mucho para difundir su obra.
Saludos.

JUANAN URKIJO dijo...

Mil gracias por no cerrar tu pequeña cueva de Alí Babá y permitirnos compartir tu gran tesoro, Princesa,

Un beso.