miércoles, 13 de mayo de 2009

Ese maldito yo, Frente a los instantes II




Ese maldito Yo




Parte 4: Frente a los instantes (II)





¡Si describir una desgracia fuera tan fácil como vivirla!


Lección cotidiana de comedimiento: pensar, aunque no sea más que un instante, que un día se hablará de nuestros restos.


La juventud, por todas partes y siempre, ha idealizado a los verdugos, a condición de que hayan estragos en nombre de lo vago y lo rimbombante.


La vida y la muerte tienen tan poco contenido la una como la otra. Por desgracia lo sabemos siempre demasiado tarde, cuando ello no puede ayudarnos ya ni a vivir ni a morir.


Estáis tranquilos, olvidáis a vuestro enemigo, que vigila y espera. Se trata sin embargo de estar preparado cuando arremeta. Vosotros venceréis, pues a él le habrá debilitado ese enorme desgaste de energía que es el odio.


Fatiga independiente del deterioro de los órganos, fatiga intemporal, para la que no existe paliativo alguno y con la cual ningún reposo, ni si quiera el último, podría acabar.


Todo es saludable, salvo interrogarse constantemente sobre el sentido de nuestros actos, todo es preferible a la única cuestión que importa.


Habiéndome ocupado hace años de Joseph de Maistre, en lugar de explicar el personaje acumulando en detalles, debería haber recordado que sólo podía dormir tres horas al día como máximo. Ello basta para hacer comprender las exageraciones de un pensador, o de cualquiera. Sin embargo, olvidé señalar este hecho. Omisión tanto más imperdonable cuanto que los seres humanos se dividen en dos categorías, los que duermen, y los que velan, dos especimenes de seres, diferentes para siempre, que sólo tienen en común el aspecto físico.


Hay que tener profundas disposiciones religiosas para poder proferir con convicción la palabra ser, hay que creer para decir simplemente de un objeto o de alguien que es.

La causa del mínimo pensamiento es un ligero desequilibrio. ¿Qué decir entonces de aquél de quien procede el pensamiento mismo?


Por mucho que hayáis desertado de una creencia religiosa o política, conservaréis la tenacidad y la intolerancia que os habían incitado a adoptarla. Seguiréis siendo furibundos, pero vuestro furor se dirigirá contra la creencia abandonada; el fanatismo, inseparable de vuestra esencia, persistirá en ella independientemente de las convicciones que podáis defender o rechazar. El fondo, vuestro fondo, continuará siendo el mismo, y no será cambiando de opiniones como lograréis modificarlo.


(…)
En la impasibilidad de pronunciarse, lo mejor sigue siendo esperar.


Ningún instante en el que no me asombre de encontrarme precisamente en él.


Entre las decenas de sueños que hacemos, uno sólo es significativo, y aún así… El resto –residuos, literatura simplista o vomitiva, imaginería de genio enclenque.
Los sueños que se alargan prueban la indigencia del «soñador», que no ve cómo concluir, que se afana en encontrarles un desenlace sin lograrlo, igual que cuando en el teatro el autor multiplica las peripecias por no saber cómo ni dónde detenerse.


Mis molestias o, mejor, mis males, hacen una política que no entiendo. Unas veces se conciertan y avanzan juntos, otras cada uno va por su lado, con frecuencia se combaten; pero tanto si se entienden como si disputan, se comportan como si sus maniobras no me concernieran, como si yo no fuera más que su espectador estupefacto.


Sólo nos importa lo que no hemos realizado, lo que no podíamos realizar, de manera que de una vida no retenemos más que lo que ella no ha sido.





Autor: Emil Michel Cioran

Fotografía Vhm Alex

Photo Artist Link:
http://vhm-alex.deviantart.com/

8 comentarios:

Sue dijo...

Durante un tiempo admiré a Ciorán, me alucinaba su lucidez, su honestidad, su crudeza. Era como si fuera el único que hubiera despertado de un sueño y nos zarandeara a todos... Yo me siento así muchas veces, por eso aún le admiro.
Gracias por darnos la oportunidad de que su obra no se pierda.

Un saludo.

Miguel Ángel García González dijo...

Gracias! Como es que descubriste mi blog? tengo intriga.. qué juan? el apóstol quizás?

(por cierto, ya hay que ser valiente para sobrevivir a cioran... te felicito!)

pintamonadas dijo...

estoy de acuerdo con que muchas veces tendemos a pararnos a pensar en las cosas que no fueron, lo que no hicimos, lo que nos perdimos, el y si.., a quien no dimos ocasión, a quien no dimos perdon. ¿y lo que sí que ocurrió?

somos seres incorformistas.

David dijo...

Gracias por tu comentario. Tienes un blog muy bonito. Te sigo y me iré pasando por aquí. Sigue escribiendo así. :)
Un besito!

LNI dijo...

Magnífico.

(Ya tienes una seguidora más)

ALA_STRANGE dijo...

"¡Si describir una desgracia fuera tan fácil como vivirla!"

cuanta verdad

Javier Alfaro Martínez dijo...

Fascinante blog! Admiro al gran pensador rumano. Aquí estaré de manera constante.

Saludos.

José María Alloza dijo...

Me encanta este blog, te dejo una cita de Cioran, que seguro conoces…
L'obsession de l'ailleurs c'est l'impossibilité de l'instant ; et cette impossibilité est la nostalgie même.